domingo, 25 de agosto de 2024


 Tejiendo la niebla (Hernández, 2021) es la primer novela de una escritora migrante guatemalteca, que relata de forma fragmentada la historia de una familia cuyos orígenes están entre Mayuelas (Gualán, Zacapa) y Tactic, (Cobán). Lo que hace interesante la narrativa de esta autora, es que se trata de una de las primeras novelas escritas por una mujer que reconoce en su origen la vena poqomchí. La historia revela las interioridades de la vida de un grupo de mujeres de distintas edades, que han sobrevivido al sistema social, económico y de género, en el cual debatieron sus vidas. Se trata de una especie de genealogía que explica de diversas maneras, la forma de ser de la voz narradora. La madre que es un personaje fuerte en la historia había sido abandonada por su propia madre, que apenas era adolescente, para mudarse de lugar de origen cuando decide o deciden por ella, aparejarla con un nuevo marido. 

Cuando la narración inicia, la presencia de la figura materna es muy fuerte. La madre se enfrenta continuamente a los abusos del marido, que es el padre de las tres hijas que ella tiene. No sabemos a lo largo de la novela, cuál es la historia de la madre, pero imaginamos que se trata de uno de esos seres que logra emanciparse mentalmente del sistema patriarcal. Que logra resistirse a la explotación de la cual es objeto, para con el tiempo, lograr cambiar el destino de sus tres hijas.

El marido es un personaje casi nulo en la narrativa. Está descrito como un hombre abusivo, no solo porque bebe y le pega a la madre, sino porque vive de ella y la mantiene enojada y decepcionada de vivir la vida que lleva. La salida que la madre encuentra a esta tragedia, es migrar hacia los Estados Unidos, pero para esto debe dejar a sus tres hijas encargadas por tres años, con dos de las mujeres de su propia historia, una tía y su propia madre, que viven en dos distintas localidades, lo que hará que las niñas tengan que estar viajando y cambiando de ambiente cada cierto tiempo, a lo largo de los dos años.

El cambio que le hace la madre a la historia de esta genealogía de mujeres que han tenido que soportar estar en medio de sistemas sociales que despojan de derechos a las mujeres, es que la madre regresa a los tres años, para rescatar a sus hijas y llevárselas con ella. Y como ningún sueño es completo, deben viajar de manera ilegal a los Estados Unidos y hacer un viaje peligroso, pero al mismo tiempo valeroso, porque se trata de cuatro mujeres viajando solas con los coyotes, que en la historia, son menos malvados y perversos de lo que las historias sobre la migración cuentan.

Las tres adolescentes llegan a Estados Unidos a salvo, pero se relatan las vicisitudes y las pequeñas y grandes tragedias, que los y las migrantes guatemaltecas y de otros lugares viven durante el trayecto. Se trata de situaciones ambiguas y peligrosas, que solo quiénes están desesperados y al límite en sus lugares de origen, ven como una salida menos dura que la viven en sus localidades.

La madre vive ya con otro hombre que se convierte al paso del tiempo en el padre de la narradora, y es quién también ha sufragado los gastos de la migración de las tres adolescentes. No se cuenta en detalle el perfil de este personaje masculino, pero a lo largo de la historia se entiende que se trata de alguien de gran corazón, que quiere a la madre y por extensión quiere a sus hijas.

La historia narrada durante el periodo de ausencia de la madre, se focaliza en las otras dos mujeres de su familia materna, y hay partes donde los lectores podemos entender, que cada una de ellas no pudo escapar a su propio destino, como mujeres pobres, como mujeres explotadas, que terminarán sus vidas en medio de pequeñas y grandes tragedias familiares.

Al final de la novela, cuando la madre decide volver a Guatemala en un momento en que pueden registrar sus papeles en el programa de amnistía de 1992, ya solo viajará con sus dos hijas menores, ya que la mayor, que fue a quién le tocó vivir la parte de la vida más dura de explotación de la madre, se ha unido con un hombre y espera un bebé. Ha cumplido los 21 años y ya no puede reclamar su derecho en Guatemala.

Las dos hijas menores y la madre, acuden a visitar a las parientas que se hicieron cargo de las tres niñas durante la ausencia de su madre, y es allí donde la narradora comprende al escuchar la vida de las tres mujeres de su genealogía, el porqué del carácter duro de su madre, y logra apreciarla en toda su dimensión como mujer que se resistió a los embates del sistema patriarcal donde le tocó nacer.

La novela tiene partes narrativas donde mezcla la narración de la historia central con poesía. Ese efecto le otorga a la narración, momento nulos de historia para intensificar la parte del sentimiento que se encuentra condensado en los poemas. Los poemas están escritos en inglés y se hace una traducción. En los poemas encontramos concentrado el sentimiento originario de la narradora, y nos recuerda la obra y la estructura de la novela de Anzaldúa, La frontera, con quien establece intertextualidades la autora de la obra, Claudia D. Hernández. Asunto que se puede estudiar más a fondo a través de análisis comparativos entre las dos obras.

La importancia dentro de la historia de mujeres guatemaltecas, es encontrar por primera vez una novela escrita por una autora maya-poqomchí, asunto que se nos revela como algo fundacional. Ya existían narrativas testimoniales, escritas por mujeres mayas, anteriores a Hernández, pero esta obra parece ser la primera publicada por una autora de este origen, y que nos permite especular acerca del corpus maya que viene haciéndose mayor durante el siglo XXI.

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