La experiencia de vivir en un lugar como Tuscaloosa no la volveremos a tener nunca. Aquí el tiempo se encuentra detenido. Es posible tener distintas experiencias que se vienen sucediendo a lo largo de mucho tiempo. Seguimos caminando, es un típico domingo en el sur norteamericano. Buses me dijo Z. No veíamos buses, porque en esta ciudad en el año que les menciono, no había buses. No tengo seguridad si ahora haya. En ese entonces el que no tenía carro, debía usar taxi. Los ancianos del lugar se podían subir al troli que existía en ese momento. Los estudiantes de las escuelas primaria y secundaria, usaban el bus escolar. El punto de todo es que nadie caminaba. Y si alguien lo hacía, podía ser detenido por la policía. Esa práctica debía ser un resabio de los tiempos fuertes de la segregación. No lo podría afirmar. Continuamos nuestra caminata. No veíamos a nadie. Luego sabríamos que toda la gente estaba en las diferentes iglesias. Nosotras somos tradicionalmente católicas. La comunidad católica de Tuscaloosa, es mexicana (lo aprenderíamos después). Sin embargo nunca fuimos a una misa católica dentro de esa comunidad. Empecé a ir a la iglesia pequeñita de la universidad entre semana, para no perder la costumbre de escuchar la misa. Esto lo hice durante 9 años. Nunca dejé de ir. La misa siempre era en inglés. Y la comunidad que asistía era mínima. Eso me gustaba mucho. Negros y blancos, y su mexican girl, que era yo. Con el tiempo aprenderíamos que la gente empezaba a circular en domingo después de la una de la tarde. Cuando el servicio terminaba. Durante nuestra estancia en Tuscaloosa que nos duró 9 años, la costumbre no cambió. Si querías salir a las pocas tiendas que existían en la ciudad y que no hubiera tanta gente, eso debía hacerse domingo por la mañana. Por otro lado en esa ciudad existía la ley seca cuando vivimos allí. No se podía comprar ni consumir licor el día domingo. Al menos no en público. Y ahora que lo recuerdo, yo que no bebo mucho, siempre tenía ganas de tomar un traguito los domingos, como que fuera un reflejo de la resistencia que se debe hacer a ese tipo de leyes raras, a las que yo no estaba acostumbrada por cuestiones religiosas. El tiempo pasó y lo medí en el crecimiento de mi hija. Llegó para hacer sexto primaria y terminó la secundaria para ir hacia la universidad, en el mismo lugar. Ahora que lo recuerdo, fue una especie de privilegio para mí, ver crecer a mi hija, estar con ella, acompañarla en todo. Porque mi vida en esa ciudad fue muy reposada. No hacíamos nada de actividad social. Lo que sí hicimos fue viajar. Fuimos por distintos lugares. Fuera y dentro de Estados Unidos. Conocimos personas y lugares insospechados. A propósito de inicios de año, entre el año 2003 y 2004 fuimos a París, Francia. Salimos de Tuscaloosa 18 días antes de que terminara el año. Fue muy intenso. Nunca imaginé conocer París. El padrino de mi hija, nos albergó. Visitamos la ciudad museo. Estuvimos compartiendo con Dante y Marjorie. Volvimos a Estados Unidos el día 31 de diciembre de 2003. Un día como hoy despertamos en esa ciudad tan rara y tan nuestra en ese momento. A inicios del año 2008, decidimos ir a New Orleans. Nos preparamos temprano para salir en carro. El viaje sería de 6 horas desde Tuscaloosa. Por seguridad les dije que mejor si llevábamos unos sandwiches, galletas, fruta y bebida. Todos pensamos que en los descansos del camino, siempre hay tiendas pequeñas abiertas, y el baño para poder descansar un momento y seguir el viaje largo. Que no habría problema para encontrar un lugar abierto para comer. En tanto salimos de la ciudad y empezamos el viaje, muy a pesar de ya llevar más de cinco años de vivir en dicha ciudad, nunca habíamos notado la total ausencia de gente un día primero del año que iniciaba hasta en ese momento, que habíamos decidido salir hacia New Orleans. El viaje fue mucho más silencioso que nunca. Muchas imágenes de películas se nos venían a la memoria, donde los personajes iban viajando absolutamente solos por caminos raros y agrestes. No sé si lo saben, pero el camino hacia New Orleans desde Tuscaloosa es recto. No encontrás curvas. Todo es recto y te podés dormir de la monotonía que puede surgir de ir viajando de manera inamovible por el camino. Las curvas las íbamos a encontrar al casi llegar a la otra ciudad. Las ciudades pequeñas que iban apareciendo eran todavía más muertas que Tuscaloosa, porque íbamos ya por Mississippi, y allí el paisaje iba cambiando. Era todavía más rural el ambiente. Una casita por allá, otra todavía más lejos, graneros y construcciones rurales que solo se ven si viajás en carro. Todos pensábamos que en el primer descanso encontraríamos la tienda abierta, los baños y gente. Pero nada de eso sucedió. Nos paramos un momento, pero decidimos continuar. No pudimos casi parar sino cuando ya íbamos más cerca de New Orleans. Sentíamos cierto temor. Y debíamos ser precavidos. En ningún descanso hubo comida o gente atendiendo. Tarde sabíamos que los primero de cada año, nadie salía de sus casas a esa hora. Viajamos todas las horas comiendo lo que yo había preparado. Bebiendo lo que llevábamos. Ya cuando estuvimos a dos horas de New Orleans, el tiempo había ya transcurrido, y en el descanso al que llegamos sí había baños abiertos. Al fin. Pero nada de comida disponible, ni café ni nada. Fue hasta que por fin se acabó la recta e iniciaron las curvas, y apareció la ciudad a lo lejos, que supimos que la pesadilla de película se había acabado. Buscamos el hotel. Nos instalamos. Allí encontramos cafe y donas para comer. Pero la ciudad lucía vacía. Decidimos bañarnos, arreglarnos un poco y salir, y a buscar un lugar donde comer algo. Caminamos mucho. Al fin un restaurante chino a la vista era lo único abierto. Allí degustamos lo que había. Además habíamos aprendido que los primero de enero nadie sale a la calle en esas ciudades. Solo nosotros habíamos tenido la experiencia del nuevo año, en medio de una profunda soledad. Nos habíamos aventurado hacia New Orleans, que por suerte no nos había acontecido nada malo. Fue intenso. Como muchos días primero del año que iniciábamos viviendo en el sur de Estados Unidos.
sábado, 1 de enero de 2022
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