domingo, 2 de julio de 2017

EL HIJO DE CASA DE DANTE LIANO: UN POCO DE SANGRE EN LA PRE-MODERNA CIUDAD DE GUATEMALA DE MEDIADOS DE SIGLO XX

EL hijo de casa(2004) es la última novela publicada por Dante Liano en Barcelona, España, por Roca Editorial del Libro, S.L. El libro ha circulado por distintos países y es muy apreciada, no solo por la calidad de su narrativa, sino también porque está en algunas de sus mejores partes, dentro del género de la novela policíaca latinoamericana.
La historia en sí parte de un hecho real, como lo fuera el crimen del Torreón, acaecido en la Guatemala de la primera mitad del siglo, más exactamente en 1952. Sin embargo uno de los rasgos más impactantes de la novela no está en el hecho del crimen en sí, ni en la investigación que hacen los personajes detectivescos, sino en la forma en que la novela va tejiendo las implicaciones del crimen, a nivel social, político y moral. De hecho desde el título, “el hijo de casa”, es una frase que suele usarse aún hoy, para identificar a los niños que son recogidos por caridad de la calle, llevados a los senos de las familias de clase media, pero nunca reconocidos ni tratados, como hijos legítimos. En el fondo la historia se arma muy amarrada a esta frase peyorativa, y que designaba, sobre todo en la época en que se ubica el crimen, a esos “hijos” que sufrían una serie de humillaciones sociales, provocadas por su calidad de hijos de casa, como si este estatuto tuviera relación con  la antigua esclavitud. Son innumerables los malos tratos que se solían y se suelen hacer en este tipo de relación familiar, a los hijos de casa. Regularmente el hijo/a de casa se encuentra en una posición de desigualdad tremenda, en relación con los miembros consanguíneos de las familias. Nos parece que Liano está testimoniando narrativamente los alcances de este tratamiento, dentro de un país donde la paternidad irresponsable es grande, y donde los hijos “bastardos” suelen quedar desamparados, y expuestos a ser reclutados como “hijos de casa”.
Lo más llamativo de la novela a nivel de personajes es precisamente Manuel, el hijo de casa, recogido y llevado a la casa de la familia que es víctima de la matanza del Torreón. La psicología de este personaje va más allá de la maldad. En la novela se reflexiona de manera oblicua, sobre las causas que provocan el odio de Manuel, hacia el padre y hacia toda la familia. Liano pone en el tapete de discusión el tema del abuso de los niños, tanto física, moral como sexualmente. El odio de Manuel se acrecienta día a día, ya que tratado como sirviente, debe atender el desayuno y comidas en general de toda la familia, pero sobre todo duerme en condiciones poco civilizadas, dentro de la bañera, donde coloca un colchón y una almohada, debiendo soportar los malos olores y asuntos relativos al uso del baño, por la familia entera. Los alcances de este odio llegan a los extremos de la falta de lógica de parte de Manuel, ya que va acumulando una rabia enorme contra todos, pero especialmente contra el padre, de quien recibe, de acuerdo a uno de los últimos capítulos de la novela, un discurso moralista, muy utilizado por las capas medias guatemaltecas, respecto al abuso cometido contra la servidumbre, y en este caso, sobre los famosos “hijos de casa”, que pasan a ser parientes para no tener que pagarles un sueldo, pero de todas maneras son tratados como tales, y abusados en extremo. El discurso del padre es como un epílogo que le explica al lector, la manera en que Manuel era abusado sicológicamente por el padre. Teniendo que oír diariamente, recién levantado, mal dormido, etc. que le debía un enorme agradecimiento a la familia, por haberlo salvado del horror de la vida en la calle.
Otro aspecto muy interesante en esta narrativa del guatemalteco, es cómo se describe la tragedia de la muerte de la familia. Es indudable para quien haya leído Hombres de maíz, que es posible establecer relaciones intertextuales entre la matanza de la familia de Manuel y la matanza de los Zacatón en el libro de Asturias. Y es que en los dos casos, la matanza la efectúan victimarios que usan machetes, y se describe en las dos novelas con mucho detalle, la forma en que son cortados los cuerpos humanos en partes. En realidad sería posible en una lectura de las dos obras, pensar un poco en los cuerpos fragmentados y sus implicaciones en el desarrollo de una nación como Guatemala. En los dos casos vemos que quienes cometen el asesinato son personajes indígenas o de fuerte ascendencia indígena, y el lector puede hacer fácilmente una relación entre los sacrificios humanos de las culturas de origen, y esta disponibilidad de los personajes para cortar en pedazos a los otros, sin tener cargos de conciencia. En general los victimarios o asesinos de la familia del Torreón son seres amorales, totalmente destruidos por la pobreza y la ignorancia. Estos personajes están muy trabajados en su psicología, tanto que el lector puede percibir las contradicciones que aparecen en su conducta y sacar algunas conclusiones acerca de su proceder.
A nivel de trama detectivesca o novela negra, Liano vuelve a hacer un tratamiento paródico, menos evidente que en El hombre de Montserrat (1998 ), porque el desarrollo de la investigación que hacen los detectives ayudados por el doctor forense, se maneja con ciertas dosis de incredulidad. Las maneras en que sacan conclusiones sobre la culpabilidad de Manuel o de la hija de la familia, una niña de 15 años, que de acuerdo al examen del doctor, era abusada sexualmente por el padre, dota a la historia de cierto humor negro. El doctor como personaje parece salido de otro contexto. En general los personajes son seres en procesos fuertes de degradación. Las cavilaciones de Manuel sobre el crimen y su participación en él, le esclarecen al lector partes de la historia, que empieza a ser menos clara para quien lee la novela.
Los victimarios de la familia al final son castigados por el crimen, y durante el proceso se descubre que además de asesinos eran homosexuales practicantes, lo que ayuda a pensar en las tonalidades naturalistas que la novela maneja.
En general la novela usa un tono despiadado con los personajes, ninguno de ellos se salva de la degradación, el doctor está viviendo en Guatemala, como dentro de una pesadilla, luego de estudiar en Francia y se mantiene regularmente deprimido ante el hecho. Sin embargo logra sacar conclusiones acerca del crimen, que ayudan a la policía a aclararlo.
La visión que tenemos de la ciudad, las casas, los espacios que los personajes recorren, carecen de color. Es solo en el momento de la matanza que el exceso de sangre y las descripciones de los cortes y las texturas de la piel cortada y desgarrada por los machetes, hacen al lector replegarse a escenas ciertamente fílmicas, provenientes del exceso de programas de la televisión, principalmente norteamericana.

El tratamiento de la sexualidad en los personajes nos deja un sabor amargo. Es evidente que a través de las reflexiones sobre la sexualidad de los personajes, Liano se adentra en la psicología de una sociedad y una cultura muy diversa y en cierta forma desconocida para el lector no nacional. Se reflexiona en la novela acerca de los límites de la locura y el debastamiento, provocados aún por una incapacidad de análisis de los derechos de los otros, en medio de una sociedad mestiza, donde en algunas acciones es posible aún, hacer conexiones con la violencia del origen.

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