LA VIDA EN EL BRAZO
Recién parida estaba yo. Llegó a visitarme una amiga que nunca volvió. Me trajo una pulsera de plata y me dijo que era la primera. Que la vida que empezaba era una acción que las mujeres inician sin saber bien las consecuencias. No llevó regalo para mi hija. Solo esa íngrima primera pulsera que sería la vida que viviría de allí en adelante. Y así fue. Decidí entonces a lo largo de esa vida que iniciaba, comprar una pulsera cada año cuando se acercara el natalicio de mi hija. La vida me cambió a todo nivel, inclusive geográficamente cuando mi hija llegó a mi vida. Salí del país, conducida por mi destino. Y a cada lugar que fui en ese año, la pulsera fue comprada exactamente allí. Fueron muchos lugares y años. Hoy me las volví a poner y supe que esto todavía no se ha detenido.

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