A veces entro en esa casa. Donde él cerraba las puertas con llave. La casa era pequeña. Pero tenía tres puertas para salir de ella. Yo escuchaba desde el comedor, el cerrojo, cuando él cerraba las tres puertas una tras la otra. En las pesadillas la casa vuelve tres veces y se repite, tres más. Se oyen los ruidos de las chapas. Tres chapas, tres llaves, tres momentos. Lo alcanzo a ver a él transformado en monstruo, Y entonces inicio mi metamorfosis, hasta volverme una especie de ratona que huye del ente.
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