sábado, 26 de agosto de 2023

BESOS, RITOS Y CATÁSTROFES

Está en las redes sociales el hecho, nadie nos lo contó, lo pudimos ver con nuestros propios ojos cuando estaba sucediendo, los y las que seguimos el futbol mundial, y luego las fotos y los videos del acontecimiento dan fe de lo sucedido.

Se trata de una acción que en el pasado podría ser disculpada de diferentes formas, pero que hoy no hay manera que se logre justificar una acción como la ejecutada por el Presidente de la Federación  Española de Futbol. 

La recurrencia de besar abruptamente a una mujer, era entendida antes como una acción romántica. Aún en las condiciones en que sucedió el hecho perpetrado por Luis Rubiales, si añadimos que al pedir disculpas, mintió diciendo que había sido consensuado con la jugadora española del equipo de futbol Jenni Hermoso, lo cual ya ha sido negado por la jugadora, no se entiende bien todo el hecho. Parece un constructo del absurdo.

Por un lado existe todavía la creencia que es permitido que un hombre apasionado bese sin pedir permiso a una mujer. Supongo que no sería igual, si besa a un varón. Posiblemente la inquisición de las redes sociales y de los seguidores del futbol, hubieran reaccionado de otra manera. Y no habría tenido que pedir disculpas, y se hubiera justificado diciendo que es parte de la cultura de alguno de los jugadores.

El asunto es que ya no se permite en ningún lugar público, un hecho que a todas luces es un abuso de parte de quien lo perpetra. Las emociones que se expresaron durante la final de futbol de ese torneo, podrían decir que fue parte del nerviosismo, pero observamos en el video que Rubiales, no solo besa en la boca a Jenni Hermoso que tenía en la camiseta el número 11, sino también abraza demasiado efusivo y besa en la mejilla con mucha pasión a la jugadora número 6, que logra librarse del beso del Director.

El punto central de discusión es que según el código de ética no es permitido ya que existan este tipo de atropellos entre hombres y mujeres. Y que las jugadoras queden expuestas a los deseos de hombres que además tienen poder dentro del futbol federado, como es el caso de Rubiales.

Añadido a todo el evento desagradable que no ha permitido celebrar como es debido, el triunfo de las españolas en los distintos medios donde debió haber sido, el interfecto abusador cree que no es para tanto, que no va a renunciar, aunque se lo pidan. Porque no considera gran cosa lo sucedido, ya que sigue considerando en el fondo que tiene derecho de pernada, como en el periodo histórico de la esclavitud, donde los dueños de finca eran también dueños de la sexualidad de las mujeres esclavizadas.

El punto es que la mentalidad de estos hombres no ha cambiado, a pesar del refinamiento, los estudios, las posiciones que los dignifican, no se han transformado, y siguen manteniendo una actitud de poder frente a un grupo de mujeres que han demostrado el más alto nivel de habilidad en el deporte que practican.

No es gratuito entonces hablar de la colonialidad de género, volver a preguntarse por qué los hombres de color como Rubiales, se alían en procesos de explotación con otros hombres poderosos, que seguramente le permiten a este individuo actuar sin respeto sobre las jugadoras del equipo español, como que no tuvieran derechos adquiridos de sentirse seguras y a salvo. Y por eso él mismo dice frente a quienes le están grabando que no dimitirá.

Lo que comprueba esta actitud preponderante de parte de este individuo es que dentro del marco del futbol mundial, las jugadoras todavía tienen que pelear sus derechos de no ser acosadas y abusadas por hombres que como Rubiales tienen un poder, concedido por toda una estructura patriarcal, que le permite mentir y ser sarcástico a la hora de entrevistarse con los medios de comunicación.

Este acto de abuso público demuestra que no hemos avanzado lo suficiente, buscando sensibilizar a los varones de ciertos espacios de poder como el futbol, sobre los temas y los derechos de género. A las mujeres nos ha costado mucho lidiar, bregar, enfrentarnos con actitudes que son formas sutiles de violencia patriarcal, y que ya no pueden ni deben ser toleradas a nivel social.

La actitud de Rubiales solo viene a constatar que independientemente que el sujeto sea despedido, dimita o se aleje de las estructuras de poder del futbol español, hacen falta más horas de formación en temas de género para los equipos, los trabajadores de las asociaciones, y cualquier persona que tenga relación e interaccione con mujeres y hombres, en un campo del deporte que tiene reglas de género ocultas, las cuales están siendo utilizadas por el acosador como excusa para no ser castigado, por llevar a cabo prácticas de violencia física, como las que realizó durante el partido. 

Sabemos que en algún momento, se tocó los genitales en señal de bravura durante el partido, y que permitir esas actitudes en delegados y representantes del futbol mundial pueden transformarse en violencias ocultas que todavía perviven en las estructuras del futbol del mundo.





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