LAS AFROSAMBAS DE VINICIUS DE MORAES Y BADEM POWEL
He escuchado muchísima música brasileña a lo largo de unos 30 años. Era asidua de un programa de Jorge Sierra sobre música del Brasil en los años 80, y en medio de la noche, colocaba a todo volumen, en la tecnología que tenía, las piezas de samba, bossanova y ahora sé afrosambas, que Sierra iba tocando para su audiencia, que hoy no sé cuál era, no sé quiénes éramos los del club que estábamos fascinados por una música que parecía quedarnos lejos, pero que sentíamos como nuestra. Pienso que sería la cadencia, la sonoridad de lo híbrido, la sensualidad de la danza con la que ellos suelen acompañar la música.
Vinicius de Moraes es una institución en la historia de la música popular brasileña, acompañó en las décadas del 60 y 70 a jóvenes músicos y músicas, que luego desarrollarían sus propios estilos hacia el fin del siglo XX. Además a de Moraes lo había leído como poeta, me había marcado su lectura, porque los poemas tenían una conciencia postmoderna que a mí me encantaba, había algo de hechizo en la forma tan natural en que Vinicius abordaba el hecho poético.
A lo largo de mucho tiempo, fui escuchando poemas de Vinicius interpretados por diferentes músicos, con arreglos propios y de otros y otras, que iban apropiándose de su camaleonismo poético, y su relación con la música, que le venía desde adentro, desde su propia apertura para ver su pasado colonial y tratar de entenderlo a través de la música y la poesía.
Escribió muchas letras de canciones famosas, que hemos escuchado los aficionados a la música brasileña, pero quizás de la que menos se sabe es la de la Garota de Ipanema. Letra que le pertenece, y a la cual Jobim le puso la melodía, pero en un trabajo de rapacería, como era común entre esos grupos de músicos populares. Al paso del tiempo no se escucha que Vinicius de Moraes la haya escrito, se le otorga el crédito de todo a Jobim que obviamente le pudo poner música a una pieza que es mucho más famosa que los dos juntos. Pero no lo hizo solo. Vinicius es una especie de gurú de la poesía y de la música, pues otros artistas con quienes también creó piezas híbridas, entre música popular y poesía escrita por él mismo, también lograron gran difusión y se conocieron por todo el Brasil, pues la radio era en ese tiempo una forma de comunicación muy eficiente y altamente popular.
Las aficionadas y aficionados de Vinicius supongo que saben que en los años 60 se alió con Badem Powel, el guitarrista afrobrasileño y esa relación resultó en un abordamiento de parte de Vinicius de la cultura yoruba. Al punto que tanto poesía como música fueron intervenidas de parte de Vinicius con la fuerte influencia de la cultura afrobrasileña, y esa relación entre músicos de distinto origen le dio un sello que sigue gustando, y que hace hoy que sus canciones, sus piezas, que siguen sonando, hablen en el trasfondo de un compromiso social, político y cultural, que artistas como de Moraes hicieron con lo que aquí gustan llamar mestizaje, solo que en el caso del Brasil, se trata de al menos tres claras culturas en mezcla, que dan como resultado, piezas musicales, que pueden seguir emocionando a quienes en el siglo XXI, seguimos escuchando la humanización que alcanzaron estas obras de músicos que se comprometieron con sus distintos orígenes étnicos. Una de las más conocidas es Berimbau, pero son muchas las piezas de este periodo y del album que grabaron completo con Badem Powel, en aquella ya olvidada década del 60, en que el Brasil y su cultura iba aceleradamente hacia la transmodernidad.
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